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 Debería decirle a mi pareja que tengo un fetiche?
Muchas de estas personas, generalmente hombres, me hablan de sus dificultades a la hora de establecer relaciones debido a su fetichismo, su temor a que sea descubierto, el miedo a no ser comprendido, a que su pareja acabe con la relación…

Además, a menudo se sienten mal si no lo cuentan ya que ocultarlo, llevarlo totalmente en secreto genera sentimientos de angustia.

Entonces ¿debe o no contarse? ¿Cómo lo cuento?

El miedo a iniciar una relación
Aún hoy en día existen muchas falsas creencias en relación con los fetichismos. Actualmente, conocidos como parafilias, son los que un día se llamaron perversiones y desviaciones sexuales y se incluyeron en manuales de diagnóstico, lo que convirtió en «enfermos» a quienes simplemente se salían de lo que se consideraba la norma.

Fruto de esa tradición erótico-normativa es la expresión en relación con sentirse como «un bicho raro», una de las afirmaciones que más veces he oído por parte de estas personas. Y, sobre todo, el temor a ser etiquetados por otros como bichos raros y ser rechazados por ello. De ahí, su dificultad para establecer relaciones íntimas con otras personas y llevar adelante una relación de pareja. Siempre surge el miedo a que la otra persona descubra tu fetiche y te deje.

A veces, como paso previo a la búsqueda de una relación, es necesario acudir a un psicólogo/sexólogo que ayude a poner en orden las emociones en relación con el fetiche. Asumirlo, entenderse, no avergonzarse de ello, normalizarlo y, sobre todo, hablar con alguien sobre ello. El simple gesto de poder liberarse de ese secreto, que a menudo se lleva en la más absoluta soledad, ya supone un alivio. De esta manera, siempre será más fácil poder relacionarse con otras personas y buscar el tipo de intimidad que se desea.

Los pros y los contras de contar tus fetiches
Quienes me preguntan sobre si deben contárselo a su pareja siempre reciben la misma respuesta por mi parte: eso es tú decisión. Nadie más puede dar una respuesta correcta o incorrecta, lo único que es correcto es lo que tú decidas.

Igual que ocurre con las fantasías sexuales, nadie debe sentirse obligado a hablar de algo tan íntimo como sus fetiches. Son algo muy personal que podemos decidir compartir o no con otra persona, aunque debemos tener en cuenta los efectos de contarlos.

Hacerlo o no hacerlo tiene sus pros y sus contras y cada uno debe ponerlo sobre la balanza.

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Por un lado, hablar de ello con la pareja puede suponer una liberación y ofrece la oportunidad a la otra persona de compartir y disfrutar juntos de ese fetiche en las relaciones sexuales. Ambas cosas son importantes y necesarias para estar a gusto en una relación. Sin embargo, contarlo también puede tener como resultado que la pareja no lo entienda (o no lo respete) y decida terminar la relación. Si bien, a veces, es mejor esto último que estar con alguien que no respeta nuestros gustos.

Por otro lado, no contárselo a la pareja implica el riesgo a ser descubierto, si esas prácticas se llevasen en secreto (como sucede a menudo) y el estrés diario que eso supone.

También es necesario ver el grado en el que afecta ese fetiche a la vida erótica de la persona: si es algo que resulta sumamente importante compartir o es más una fantasía que únicamente se disfruta con la masturbación y no hay necesidad de contárselo a nadie.

¿Cómo contarle a tu pareja que tienes un fetiche?
No existen fórmulas perfectas que funcionen para todo el mundo. Quien conoce a su pareja debería saber cuál es el mejor modo de hablar con ella sobre este tema. Sin embargo, a continuación, planteo algunos consejos para tener en cuenta a la hora de contarlo:

Habla de ello de manera gradual, tanteando el terreno de forma que puedas saber si tu pareja está abierta a este tema. Evita soltarlo de golpe y sopesa cuál sería el momento más oportuno.
Ofrece información, artículos, documentales, todo aquello que enfoque el tema desde un punto de vista científico y humano, que ayude a la otra persona a entenderlo mejor.
Enfoca el fetichismo desde una visión positiva, como una oportunidad para salir de la erótica tradicional e incluir nuevas prácticas que puedan resultar satisfactorias y placenteras. Si consigues transmitir esta óptica a tu pareja, el fetiche no tiene porqué ser un problema en la relación, sino que puede suponer un extra a los momentos de intimidad.
Y, por último, siempre existe el recurso de acudir a terapia de pareja. El profesional adecuado podrá ayudar y orientar en este proceso, ofreciendo herramientas para que la pareja pueda incluir o no el fetiche dentro de sus relaciones sexuales, de manera que ambos os sintáis bien al respecto.